También sé que eres amigo de mis amigos.
Por eso, hoy quiero hablarte de algunos de ellos porque, para mi, son muy especiales.
A mis amigos especiales les cuesta más que a nosotros hacer las tareas.
A veces, necesitan más tiempo para realizarlas o se tienen que ayudar de medios que yo no necesito.
Pero a mi me enseñan a estar siempre alegre y a ser agradecido.
Hoy, te quiero pedir por mis amigos especiales y por sus familias,
para que tengan paciencia y mucha fuerza ante las dificultades.
Y, a mi, que me des un corazón como el de ellos para ayudarlos y respetarlos.
Gracias, Jesús, por ser amigo de todos.
Gracias, por ser nuestro amigo. AMEN